Editorial Adarve publica mis Leyendas de Animalia | Ramírez y el volcán
LIBRO PUBLICADO POR EDITORIAL ADARVE
Los tiempos del origen de la reciente y terrible pandemia que ha barrido tantos aspectos de nuestra vida, así como vidas en sí mismas, nos han dejado en la delicada tesitura de hallarnos ante nosotros mismos.
Quizá más expuestos que nunca.
Para muchos, la situación exigía no solo un extra de concentración y equilibrismo emocional, sino también del hallazgo y la explotación de vías de escape.
Sin embargo, considero que dicha exigencia, esta vez, se ha extrapolado sin estigma alguno a todos y cada uno de nosotros.
Todos hemos tenido que remar contra corriente, apoyándonos en el arte ya sea como muleta o como recurso generador.
Como ocurre con la muerte de las estrellas, de situaciones que nos ponen al límite acontecen gigantescas explosiones portadoras de vida. Una vida que, ha quedado claro, ha acompañado a muchísimos artistas en diferentes facetas.
En mi caso, mi periplo como escritor me había tenido muy enfrascado en una saga llamada Identidad. Tanto, que las mieles de sus momentos más claros me desequilibraban el ánimo hasta casi descarrilar, mientras que sus parajes más oscuros me sumían en el lodo de la depresión.
No obstante, como he dicho, el estar contra las cuerdas genera brotes de luz tan espontánea como intensa.
En mi caso, me vino a la mente, más que una historia, un mundo.
Un mundo que poco tardaría en recibir el nombre de Animalia.
Escribir sus primeras páginas enseguida me dejó bien claro que me encontraba ante un soplo de aire fresco. A nivel mental, la auto exigencia como autor se hacía a un lado para que la parte más inocente y gamberra de mí mismo cabalgase a buen ritmo a lomos del teclado de mi imaginación.
Pronto, del elenco de personajes desplegado inicialmente, un grupo se había hecho fuerte. Un núcleo destinado a vivir intensas aventuras que fui dibujando a su alrededor como un pintor adicto al café. Pero sin acelerarme. En todo momento, las difíciles circunstancias que nos ha tocado vivir, actuaban de freno para mis impulsos. De ancla para mi urgencia.
Quizá este hecho arrojó al caldero de ingredientes de la novela un elemento poco usual en mi trayectoria literaria: El humor. Una suerte de comedia impregnaría las páginas de la trama, cosa que me hizo pasar muy buenos momentos en su concepción.
De ese modo terminó por fraguarse Ramírez y el volcán, primer volumen de las Leyendas de Animalia y una de las pequeñas creaciones por las que más cariño profeso de cuantas he escrito.